El duelo es un proceso de adaptación a una nueva realidad. En el caso del duelo por muerte de un ser querido, necesitamos aprender a vivir en esa nueva realidad sin esa persona.
Podemos decir que el duelo, como la muerte, es una experiencia universal. Todos moriremos y/o experimentaremos la muerte de un ser querido.
La manera en que vivamos ese proceso, es única. La mayoría de las personas se apoya en sus afectos más cercanos, algunos se aferran a creencias y otros, necesitan ayuda profesional para atravesar su duelo.
La espiritualidad y los rituales pueden ayudarnos a atravesar un duelo. Pero ¿de qué se trata la espiritualidad y cómo se relaciona con los rituales y el duelo?
En este artículo exploraremos estos conceptos, la manera en que se relacionan y cómo nos pueden ayudar a atravesar y/o acompañar un duelo.
¿Qué es la espiritualidad?
Si bien existen diferentes definiciones y muchos estudiosos han abordado la temática, elegimos hablar de la espiritualidad como una dimensión universal del ser humano. El sistema de creencias y valores que guían la vida de una persona, más allá de si adhiere a una religión o un credo en particular. Por lo cual, podemos concluir que no hace falta ser religiosos para ser espirituales.
Según Task Force, “la espiritualidad es la dimensión dinámica de la vida humana que concierne al modo a través del cual la persona (individuo y comunidad) experimenta, expresa o indaga el sentido de su existencia; al modo como se relaciona con el momento presente y consigo misma, con los otros, con la naturaleza, con Dios y con aquello que es significativo o sagrado”.
No ahondaremos en la diferenciación entre lo espiritual, lo religioso y lo confesional, pero podemos referirnos brevemente a la idea de que son como círculos concéntricos en los que lo espiritual es lo universal y transversal, independientemente de si pertenecemos a una comunidad religiosa o celebramos ciertos rituales litúrgicos.
Por lo tanto, si como Teihlard de Chardin, sostenemos que “somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”, lo espiritual nos trasciende a todos y puede resultar un puente para atravesar y acompañar un duelo.
¿Cómo se relaciona lo espiritual con el mundo material?
Esos mundos están íntimamente conectados. Casi todo lo que existe materialmente está sostenido por algo espiritual. Gustavo Rodio, psicólogo clínico especialista en duelo, nos habla de que la espiritualidad “nos permite conectar el mundo de la materia con el mundo espiritual, el mundo visible con el mundo invisible, el mundo manifiesto con el mundo inmanifiesto”.
Muchas veces los dolientes se preguntan si el dolor que ellos manifiestan por la muerte de un ser querido, al llorar o expresar sus emociones, tiene un impacto en el duelo o si lo que hacemos en este plano influye en el plano de los muertos.
En esos casos, como terapeutas, es importante rastrear qué creencias hay detrás de esas cuestiones. Es probable que esas dudas escondan creencias que lleven a ciertos relatos míticos. Como una forma de ponerle palabras a lo que no puede expresarse de otra manera.
Cuando muere un ser querido y con el fin de animarnos o rescatarnos del dolor, se dicen frases como:
- No llores. Si llorás lo/a retenés.
- No llores, que eso te hace mal a vos.
- ¿Qué lográs con llorar?
También suelen escucharse expresiones como que “las lágrimas que derramamos mojan las alas del ser querido y eso dificulta que tome vuelo”. Otros llegan a consulta preguntando si soñar con sus seres queridos fallecidos es una manera de estar en conexión con ellos o si hay algún mensaje implícito en esos sueños.
Todas estas expresiones implican creencias. Como terapeutas necesitamos explorar estos mitos uniendo la psicología y la espiritualidad para descubrir qué manifiestan y qué sentido tienen en ese proceso de duelo.
La sutileza de las distintas expresiones de las emociones humanas requiere de mucha paciencia para descifrarlas y acompañarlas.
¿Es verdad que quienes tienen fe llevan mejor el duelo?
Como expresamos anteriormente, el duelo es una experiencia única para cada individuo.
Las creencias pueden facilitar o dificultar el proceso de duelo, que acontecerá independientemente de si somos conscientes de ellas.
Es muy difícil generalizar y afirmar que la fe permite atravesar mejor el duelo. Lo que sí es evidente es que las personas de fe suelen encontrar un sentido a ese duelo. No quiere decir que el proceso les resulte más fácil. Sienten el dolor, pero en muchos casos pueden darle otra significación o transformar el dolor en un propósito o alguna acción de amor.
Por el contrario, hay casos en los que una pérdida hace cuestionar esa fe. De esta manera se produce un doble duelo: el duelo por la persona que muere y el duelo por sus creencias. Es ahí cuando se escuchan expresiones como:
- ¿Cómo me pudo haber abandonado Dios?
- Dios no se acordó de mis plegarias ¿Cómo puede ser que me haya pasado esto?
- Si existiera Dios, no hubiera dejado que ocurra esta tragedia.
También puede suceder que ante una muerte se pase de una espiritualidad más infantil a una más madura.
- ¿Por qué no a mí?
Algunos dolientes encuentran la manera de darle un sentido a la pérdida y se transforman en personas más resilientes que convierten ese dolor en la oportunidad de ayudar a otros, generan un proyecto en honor a su ser querido o participan de alguna causa que lo honre.
En todo caso, necesitamos comprender que la fe nos brinda recursos para poder afrontar las cosas, pero no las evita.
Y en ese sentido, la labor del terapeuta puede sostenerse en la espiritualidad para acompañar, por ejemplo, desde la compasión, comprendiendo que todo tiene un ciclo: hay un inicio, un desarrollo y un fin. Podemos ver el dolor y soltarlo, comprendiendo que eso también pasará.
¿Cómo se relaciona la espiritualidad y los rituales?
Según la RAE, un ritual se relaciona con “el conjunto de ritos de una religión, de una Iglesia o de una función sagrada”. Y si buscamos la palabra rito, nos encontramos con “costumbre o ceremonia” o “el conjunto de reglas establecidas para el culto y ceremonias religiosas”. Por lo tanto, si bien estos términos están ligados a lo religioso, como vimos más arriba, lo espiritual es transversal a ello.
Es así como Gustavo Rodio hecha luz sobre este concepto y nos dice que “los rituales están asociados a la espiritualidad. La espiritualidad nos brinda una forma de estar presente ante la experiencia humana. El ritual tiene un sentido profundo. Es una experiencia humana que nos permite entrar en otras dimensiones del tiempo. Pasado, presente y futuro se alinean, se unen. El ritual hace que coexistan el tiempo, el espacio y la energía”.
De esta manera, “los rituales permiten conectar lo visible con lo invisible, lo manifiesto con lo no visible, lo material con lo inmaterial.” El rito genera un espacio en el que se propicia la expresión de emociones, hay una intención, una invocación. Y en el caso de los ritos funerarios, es un momento para recordar y honrar a la persona fallecida, reconociendo aquello que recibimos de él o ella y alentarla/o a que siga su camino.
Cuando estamos en duelo, la dimensión del tiempo deja de ser lineal. En cierta manera, sentimos que vivimos en los recuerdos y nos cuesta proyectar un futuro. El mañana pareciera sostenerse en el pasado. Nos instalamos en el porqué, qué hubiera sucedido si… y en este sentido, los rituales pasan a ser una dimensión de la experiencia humana que nos permite entrar en otras dimensiones del tiempo y nos habilita a unir pasado, presente y futuro. El ritual nos permite conectar con la emoción, con lo que ya no está y se transforma en un puente entre dimensiones.
¿Cómo se hace un ritual?
En todas las culturas y desde los inicios de los tiempos, se hacen rituales.
Los rituales acompañan los momentos significativos de la vida de una comunidad. Hay rituales para preparar la tierra para la siembra, para agradecer, ritos de pasaje a la adultez, de casamiento, de defunción, ritos de despedida y muchos más.
Y el elemento común a estos rituales es la intención y la invocación. En algunos se dispone de un lugar determinado, como por ejemplo los rituales religiosos que se llevan a cabo en los templos.
Al momento de hacer un ritual nos podemos hacer las siguientes preguntas:
¿Por/para qué quiero hacerlo? ¿Qué quiero hacer? ¿Con quién/es? ¿Cuándo? ¿Dónde?
El simple hecho de encender una vela en nombre de la persona que falleció permite que entremos en otra dimensión junto a otros. Por la simple razón de que en todos los tiempos se ha encendido una vela en nombre de un ser querido, la humanidad se hace presente en ese acto ritual.
Estas sugerencias que propone Mireia Usart Rodríguez, (Psicóloga, Especialista en Rituales) pueden ayudarte a crear tu propio ritual. Si bien su propuesta está orientada a pérdidas perinatales, podés adaptarla a cualquier tipo de pérdidas.
1. Elegí a quien quieras que te acompañe porque sabés que te va a hacer bien compartirlo y no te juzgará/n ni menospreciará/n tu dolor.
2. Pensá si quieres música o no, en el espacio, la luz. No hay recetas, solo tu receta.
3. Encendé una vela y dejá que se consuma.
4. Pensá cada cuánto te gustaría hacer el ritual: ¿cada aniversario? ¿por única vez? ¿como despedida?
5. Buscá un lugar sagrado y especial que esté protegido, en el que tal vez sembrar algo en honor a tu ser querido. Puede ser un rosal o un árbol.
6. Alimentate y brinda alimento a los demás. Un plato caliente puede ser reconfortante al recordar y hablar de aquello que cuesta hablar.
7. Vestite de manera consciente, cuidá tu aspecto. También eso forma parte del ritual. Por ejemplo, si decidís hacer el ritual en la playa, necesitarás ropa cómoda y seguramente querrás descalzarte para sentir la arena o el agua.
8. Nombrá a tu ser querido. Podés bordar, dibujar o escribir algo en su nombre.
9. Dejá que las emociones afloren, ya que es la manera en que el ritual tiene un efecto sanador.
10. Crea tu ritual de manera única y especial.
No te olvides que, como tu duelo, cada ritual es único y podés elegir cómo recordar y honrar a tu ser querido.
Resumiendo
En este artículo exploramos la relación entre la espiritualidad, los rituales y el duelo.
Teniendo en cuenta una visión holística, adherimos a Kumar quien define a la espiritualidad como “el sentimiento profundo de compasión, de unidad, de relación y de conexión con todo lo que existe”.
Como algo transversal a todas las dimensiones del ser humano, ser espiritual no implica necesariamente adherir a una comunidad religiosa ni seguir ritos litúrgicos. De esa manera, la espiritualidad nos guía en la manera en que podemos experimentar la pérdida.
A su vez, la espiritualidad puede ser el sostén de la labor del terapeuta y es útil unir la espiritualidad y la psicología para encontrar un sentido a las creencias y mitos que plantean los dolientes en la consulta.
Aunque el duelo nos separe físicamente de un ser querido, el vínculo con esa persona continúa y la espiritualidad puede favorecer nuestro proceso de duelo. Del mismo modo, los rituales nos permiten recordar y honrar a nuestros seres queridos de una manera única y especial.
Si estás atravesando un duelo y querés conversar con nosotros, dejanos tu mensaje haciendo click acá o comunicate por Whatsapp. Si conocés a alguien que ha perdido a un ser querido y necesita ayuda, no dudes en comunicarte con Fundación Aiken.
Te recordamos que Fundación Aiken ofrece acompañamiento psicológico a niños/as, adolescentes y sus familias en duelo. Contamos con un equipo de profesionales especializados en duelo. Si querés saber más sobre nuestros servicios, hacé click acá.
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Gracias por haberte interesado en esta temática.
Escrito por Mariana Cerrate para Fundación Aiken.
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